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sábado, 2 de enero de 2010

NEFERTITI -15-


Hija del gran cortesano y dignatario de la corte Hay, amigo personal de Amenofis III, consiguió ya desde el principio romper el protocolo cortesano y las tradiciones, puesto que lo normal hubiera sido que Akhenaton se casara con su propia hermana Sit-Amón. Pero la personalidad magnética, bella y seductora de Nefertiti cautivó el corazón del Rey. Contaba solo doce años, cuando la hija de Hay fuera entregada como esposa a Akhenaton, que a su vez contaba con solo dos años más. Fueron una pareja carismática, entregada por amor, al proyecto monoteísta de instaurar un culto único, que pudiera hermanar al hombre con  un solo Dios.
Nefertiti había sido instruída en los misterios y tenía compenetrada en su alma la parte femenina de un Avatar. Ella sabía que Dios vive consciente, creativo y directivo en los Soles del Universo. Que cada Sol contiene la genética planetaria y los espíritus de cada individuo. Ella sabía que en los Soles viven los Elohim, señores creadores de vida. Que cada Sol es un Padre, un Cristo, un pequeño delegado de la Suprema esencia Divina. Es por esto que enseguida se incorporó como suprema sacerdotisa al culto a Aton.
Tuvo seis hijas con Akhenaton. Finalmente tuvo otro hijo, pero teniendo el niño unos pocos meses murió junto a su madre en una de las frecuentes plagas infecciosas que golpeaban a la población.
Fue enterrada con su pequeño, pero los iniciados de la Gran Fraternidad Solar cortaron su boca con objeto de que no contara los secretos de los iniciados al llegar al otro mundo.
Nefertiti reencarnó posteriormente como Jose de Arimatea, con la misma función de guardar el Grial.
Akhenaton y Nefertiti fueron, son y serán siempre “La pareja Solar” y junto con sus iniciados cantaron su dios Aton con amor y veneración el gran canto crístico que igualara y rememorara dos mil años después el propio Jesucristo cuando decía: “Yo soy la Luz del Mundo”.
Nerfertiti fue compenetrada por los valores de Isis, la Gran Madre e inspiró, incluso impulsó con más fuerza que su propio esposo el culto carismático y monoteísta de Aton. De hecho a su muerte, el faraón vivió una tremenda crisis generando el final de su esplendor.

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